El limite es ese lugar que hasta que no lo marcamos, no existe... depende de algo, no tiene existencia previa, sino sólo cuando lo colocamos ahí, justo en ese lugar que divide un mundo de otro... es una marca, una frontera, un espacio que no se debe pasar, o que se debe pasar... dependiendo de los motivos que originaron colocarlo ahí... justo ahí... en ese lugar que divide los antes y después.
Existen todo tipo de limites, espaciales, temporales, pedagógicos, corporales, duros, blandos, claros, confusos, reales, imaginarios, grandes, libres, reducidos, autoritarios, sanos, ajustados, construidos, infinitos...
Entonces, lo colocamos ahí... y no nos podemos quedar quietos mirando para ver que pasa, como si otro lo hubiese puesto y nosotros fuéramos simples investigadores de campo que observamos, sino que cargamos con todo lo que implica la decisión de ponerlo en ese lugar, y no en otro... de sostenerlo, y de recordar que fue en ese momento y no en otro... y con el dolor que esto implica, saber que colocar el limite, muchas veces, es el mejor camino, o al menos, el mas sano.
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